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Introducción a la Celulitis Infecciosa

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La celulitis es una infección aguda piógena de la piel y los tejidos blandos que produce gran morbilidad y graves gastos al sistema de salud en todo el mundo.

Es la infección de partes blandas más frecuente, con una incidencia estimada de 2 casos por 1.000 pacientes-año (McNamara DR, 2007).

Es una entidad de presentación relativamente frecuente y su diagnóstico precoz es clave para el tratamiento oportuno del paciente, por lo que debemos estar instruidos en su clínica, diagnóstico y alternativas de tratamiento.

La celulitis y la erisipela son infecciones agudas localizadas de partes blandas que ocurren como resultado de la entrada de bacterias a través de una barrera cutánea alterada. Son entidades frecuentes: se estiman unos 200 casos por cada 100.000 personas cada año y representan hasta un 10% de los ingresos hospitalarios. Comprometen las extremidades inferiores (EEII) en el 70-80% de los casos y ocurren con igual frecuencia en hombres y en mujeres. La celulitis se presenta generalmente en individuos de edad media y adultos mayores, mientras que la erisipela se da en edades extremas de la vida.

Concepto (1-5)

La celulitis es una infección cutánea bacteriana común y potencialmente seria. La piel afectada tiene un aspecto inflamado y rojo, y suele ser dolorosa y caliente al tacto.

Seguna Raff AB, 2016 La celulitis es un proceso inflamatorio agudo de origen infeccioso que afecta a la dermis y tejido celular subcutáneo y que suele manifestarse como un área de piel eritematosa, edematosa y caliente.

Por lo general, la celulitis afecta la piel en la parte inferior de las piernas, pero puede presentarse en el rostro, los brazos y otras zonas. Esta enfermedad sucede cuando entran bacterias en la piel a través de una fisura o rotura.

Si no se trata, la infección se puede diseminar a los ganglios linfáticos y al torrente sanguíneo, con rapidez puede poner la vida en riesgo. Por lo general, no se contagia entre personas.

En ocasiones la infección puede ser necrotizante y afectar a planos profundos. Los datos clínicos que sugieren la afectación de planos profundos son (Stevens DL, 2014):

  • Dolor desproporcionado para la lesión visible.
  • Fracaso en la respuesta a tratamiento antibiótico inicial.
  • Edema o induración del tejido celular subcutáneo, extendiéndose en un área mayor que la lesión cutánea.
  • Afectación del estado general, en ocasiones con confusión o estupor.
  • Crepitación (presencia de gas en tejidos).
  • Lesiones bullosas, equimosis o necrosis cutánea.

Cabe diferenciar la erisipela como un cuadro infeccioso limitado a la dermis, sin afectación por tanto de tejido celular subcutáneo ni otros planos profundos, y caracterizado por una lesión cutánea más definida.

Signos y Síntomas (1-5)

Se presenta habitualmente como una placa eritematosa, dolorosa y caliente, con bordes mal definidos y de crecimiento progresivo, prácticamente siempre unilateral. Su localización más frecuente es en las extremidades inferiores (Stevens DL, 2014). En ocasiones puede haber vesículas, ampollas y equimosis; ocasionalmente pueden desarrollarse colecciones purulentas en tejidos profundos (absceso cutáneo). Lo más habitual es que se acompañe de fiebre.

Los signos y síntomas posibles de la celulitis, que suele ocurrir incluyen los siguientes:

  • Área roja en la piel que tiende a expandirse.
  • Hinchazón
  • Sensibilidad
  • Dolor
  • Sensación de calor
  • Fiebre
  • Manchas rojas
  • Ampollas
  • Piel de naranja

La celulitis compromete la dermis reticular y la hipodermis y puede generar daño linfático permanente. El área afectada se caracteriza por aumento de temperatura, edema, dolor y eritema, tiene bordes irregulares, pero puede respetar áreas de piel en un patrón impredecible. Pueden aparecer ampollas, ampollas hemorrágicas y pústulas, que pueden evolucionar a úlceras o con puntos de supuración superficial. La localización más común es en EEII. (3)

La erisipela compromete la dermis superficial y los vasos linfáticos superficiales, produciendo una placa eritematosa, sobre elevada, firme y bien delimitada, con aumento de la temperatura local, y dolorosa a la palpación. La localización más frecuente es la cara.(3)

Algunos pacientes pueden presentar síntomas sistémicos, probablemente secundarios a la respuesta inflamatoria e inmunológica ante las toxinas estreptocócicas. Una minoría desarrolla sepsis severa, gangrena local o fascitis necrosante. (3)
En la práctica clínica es difícil distinguir ambas, e incluso pueden coexistir ambos procesos. Algunos clínicos, sobre todo en Europa, consideran que son sinónimos (erisipela correspondería a una celulitis superficial) (3)

Factores predisponentes y causas (1-5)

Existen ciertos factores predisponentes para su desarrollo (Quirke M, 2017):

  • Solución de continuidad de la piel (trauma, herida, úlcera, etc.).
  • Inflamación cutánea previa (eccema, etc.).
  • Insuficiencia venosa o linfática con edema.
  • Obesidad.
  • Inmunosupresión (diabetes mellitus, VIH, etc.).
  • Intertrigo interdigital (con fisuras o no).
  • Infección cutánea preexistente (impétigo, tinea pedis, etc.).
  • Celulitis previa.

A nivel local encontramos los siguientes factores predispoenentes:

  • Intertrigo interdigital: principal puerta de entrada clínicamente evidente. El reservorio bacteriano suele ubicarse en los espacios interdigitales, colonizados por Streptococcuso por Staphylococcus aureus.

El 77% de los pacientes con celulitis tienen una puerta de entrada siendo en el 50% de los casos una infección fúngica superficial.

  • Cambios cutáneos previos como úlceras, traumatismos, edema, radioterapia o dermatosis.
  • Insuficiencia venosa: dermatitis de estasis, úlceras venosas y linfedema.
  • Linfedema-disección de ganglios linfáticos (cirugía de cáncer de mama o anormalidades linfáticas.
  • Celulitis previa: un episodio de celulitis en EEII tiene una tasa de recurrencia anual de 8-20% en los siguientes 1-3 años, especialmente en el mismo lugar.
  • Safenectomía previa: la infección puede ocurrir precozmente postcirugía o hasta años después (promedio de 8-10 meses).
  • Ubicación: el área pretibial predispondría a episodios recurrentes.

A nivel sistémico, encontramos como factores predisponentes:

  • Obesidad: se asocia a insuficiencia venosa, drenaje linfático alterado, aumento de la fragilidad cutánea e higiene deficiente.
  • Otros: tabaco (factor de riesgo para recurrencias), diabetes mellitus, alcoholismo, inmunosupresión e historia de cáncer. Se ha descrito susceptibilidad genética.

Además de esta clasificación para los Factores de riesgo, existen otras clasificaciones como:

– Generales:

  • No modificables: embarazo, raza blanca
  • Modificables: insuficiencia venosa (la más frecuente), edema linfático; enfermedad arterial periférica, inmunosupresión, diabetes

– Locales:

  • No modificables: traumatismos, mordeduras de animales y picaduras de insectos, tatuajes
  • Modificables: úlceras, eczema, pie de atleta (tinea pedis), quemaduras etc.

La celulitis es causada por una amplia gama de bacterias. La mayoría de los casos se producen por Streptococcus pyogenes o Staphylococcus aureus. (27% y 51% de los casos, respectivamente).

Diagnóstico (1-5)

El diagnóstico se basa en las manifestaciones clínicas. La celulitis afecta con más frecuencia las extremidades inferiores, donde se encuentra una zona de la piel dolorosa con la palpación, eritematosa e hinchada. En casos graves puede haber ampollas, úlceras, edema, linfangitis y adenomegalia. El paciente tiene fiebre y malestar general. En etapas tardías puede haber signos de sepsis, tales como hipotensión y taquicardia.

Varias entidades, especialmente en el miembro inferior, pueden tener signos y síntomas similares. El diagnóstico que más se presta a confusión es el de dermatitis por estasis venosa.

Debido a que puede haber errores diagnósticos con la observación clínica sola, a veces se recomiendan estudios complementarios para confirmar o refutar el diagnóstico, tales como:

 

  1. Análisis de Sangre: El aumento de la proteína C reactiva es mejor indicador de infección bacteriana que la leucocitosis, pero las cifras de proteína C reactiva normales no permiten excluir una infección.
    El recuento de glóbulos blancos, VSG y PCR generalmente están elevados, pero valores normales no descartan el diagnóstico.
  2. Los hemocultivos. Las recomendaciones CREST (Northern Ireland Clinical Resource Efficiency Support Team) de 2005 sobre el tratamiento de la celulitis en adultos aconsejan efectuar hemocultivos sólo en pacientes con síntomas generales significativos, incluida la fiebre >38°C.

Los hemocultivos son positivos en menor del 5% de los casos y se solicitan solo en aquellos pacientes que presentan toxicidad sistémica, inmunosupresión o enfermedad muy extensa, ya que sus resultados no son los más precisos sino son el perfil del paciente mencionado.

  1. Cultivos de exudado y biopsias. En infecciones purulentas como pústulas y abscesos deben ser drenadas y diagnosticadas mediante cultivo. Los gérmenes más frecuentes fueron S aureus y Streptococcus (56% y 21%, respectivamente).

Las recomendaciones CREST sugieren el empleo de muestras de hisopado en heridas con celulitis, los cuales muestran resistencia a los antibióticos (ATB) empíricos administrados inicialmente, por lo que la toma de un cultivo sirve como indicativo para la pauta del antibiótico correcto.

En un estudio prospectivo de 50 pacientes con celulitis, los cultivos de biopsias y aspiración de piel fueron positivos en el 20% y el 10%, respectivamente.

El cultivo de exudado es el más utilizado en nuestros centros.

  1. Otra aproximación para determinar la causa es la detección de respuesta inmunológica sistémica a los antígenos del Streptococcus (A, C y G) mediante la detección de anticuerpos antiestreptolisina O, antideoxirribonucleasa B y antihialuronidasa; se encuentra evidencia de infección estreptocócica reciente hasta en el 70% de los casos de celulitis de EEII.
  2. Estudios por imágenes. Los estudios por imágenes son útiles cuando se sospecha un absceso subyacente asociado con la celulitis o fascitis necrosante o cuando el diagnóstico de celulitis es incierto, pudiendo ser descartado de una trombosis profunda mediante una ecografía Doppler.
  3. Otros estudios, como la resonancia magnética (RM), pueden ser útiles en los pacientes con diagnóstico de celulitis equívoco o con presunta fascitis necrosante. Las alteraciones de la señal se hallan en la fascia profunda en los pacientes con infecciones necrosantes de los tejidos blandos. En la celulitis, las alteraciones de intensidad de la señal están sólo dentro de la grasa subcutánea.

Complicaciones (4-6)

Los episodios recurrentes de celulitis pueden dañar el sistema de drenaje linfático y provocar la hinchazón crónica de la extremidad afectada.

La infección puede expandirse a la capa profunda del tejido que se denomina revestimiento de la fascia. La fascitis necrotizante es un ejemplo de una infección de la capa profunda. Es una emergencia extrema.

Prevención de la celulitis en las personas en riesgo (3-6)

Varios estudios prospectivos y retrospectivos sugieren que una gran proporción de los pacientes con celulitis sufren recidivas, especialmente aquéllos con factores predisponentes no tratados.

No hay evidencia de que el tratamiento de los factores de riesgo pueda prevenir la celulitis, salvo en el edema linfático. En este último, el tratamiento linfático descongestivo, que consiste en la manipulación del sistema linfático mediante el masaje, se asoció con menor recidiva de la celulitis. En un estudio prospectivo de 299 personas sometidas a tratamiento linfático descongestivo, la incidencia de la celulitis disminuyó de 1,10 a 0,65 infecciones por persona por año.

Para evitar recidivas o prevenir la celulitis infecciosa os damos los siguientes consejos basicos:

  1. Lavado y secado de la piel minuciosamente.
  2. Hidratación de la piel diaria y examen de esta, con la intención de buscar grietas, lesiones y/o puntos en la piel que nos puedan alertar. La desecación favorece la entrada de patógenos por ello la importancia de la hidratación.
  3. Acudir habitualmente al podólogo, ya que la principal entrada se produce por los pies, por ello es importante el cuidado e higiene de los dedos, uñas y pies. Cuidado con el corte de uñas y con los hongos en los pies.
  4. Evitar el calor excesivo.
  5. No utilizar ropa interior que apriete a nivel de la cintura y de MMII.
  6. No usar la cera para la depilación.
  7. Uso de calcetín para evitar el frio. En nuestro centro recomendamos calcetines MUVU.
  8. Caminar diariamente y evitar estar en pie derecho.
  9. No recibir tratamientos con acupuntura y/o otros similares.
  10. Uso de medias de compresión media. (6)

Tratamiento (3-6)

El objetivo del tratamiento radica en controlar la infección, aliviar los síntomas, y evitar las complicaciones locales, secuelas y episodios recidivantes.

Las medidas generales son reposo, elevación de los miembros afectados y analgesia.

Se debe marcar claramente la zona con celulitis y revisarla para evaluar su progresión o regresión a fin de determinar la eficacia del tratamiento ATB, por eso es importante el manejo por un equipo multidisciplinar bien formado y especializado.

Sin embargo, aún no se sabe con certeza cuál es la opción antibiótica óptima, ni la duración del tratamiento. Las recomendaciones CREST todavía aconsejan amoxicilina o flucloxacilina para la mayoría de los casos de celulitis causados por S aureus,Streptococcus, o cuando no se identificó el germen, pero los médicos deben tener en cuenta el aumento del S aureus resistente a meticilina (SARM) extrahospitalario.

La clindamicina también es terapéutica, con sensibilidad de hasta el 93% de las cepas aisladas. No obstante, la resistencia es frecuente y se la asocia con casos de Clostridium difficile, por lo que ante la aparición de diarrea se la debe suspender.

Cuidados y recomendaciones para aplicar los pacientes

Para ayudar a aliviar el dolor y la hinchazón os damos las siguientes recomendaciones:

  • Coloca un paño húmedo y frío en la zona afectada según sea necesario para tu comodidad.
  • Eleva la parte afectada de tu cuerpo.
  • Pregúntale a tu médico si podría ser útil usar vendas o medias de compresión.
  • Pídele a tu médico que te indique un analgésico para tratar el dolor.
  • Derivación a un especialista según los resultados obtenidos con el principal tratamiento ambulatorio, como el dermatólogo o especialista en enfermedades infecciosas.
  • La mayoría de las heridas superficiales necesitan de la aplicación de un ungüento, por lo que aplicar una crema protectora es fundamental y acudir a enfermería para su tratamiento.

Bibliografía:

  1. Celulitis – Síntomas y causas – Mayo Clinic [Internet]. [citado 8 de septiembre de 2020]. Disponible en: https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/cellulitis/symptoms-causes/syc-20370762
  2. Latacunga P, Liliana J. Celulitis infecciosa. 2018 [citado 8 de septiembre de 2020]; Disponible en: http://dspace.utb.edu.ec/handle/49000/4492
  3. Diagnóstico y tratamiento de la celulitis – Artículos – IntraMed [Internet]. [citado 8 de septiembre de 2020]. Disponible en: https://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoid=77094
  4. Raya-Cruz M, Ferullo I, Arrizabalaga-Asenjo M, Nadal-Nadal A, Díaz-Antolín MP, Garau-Colom M, et al. Infecciones de piel y partes blandas en pacientes hospitalizados: factores epidemiológicos, microbiológicos, clínicos y pronósticos. Enferm Infecc Microbiol Clin. 1 de marzo de 2014;32(3):152-9.
  5. Valderrama-Beltrán S, Cortés JA, Caro MA, Cely-Andrado L, Osorio-Pinzón JV, Gualtero SM, et al. Guía de práctica clínica para el diagnóstico y manejo de las infecciones de piel y tejidos blandos en Colombia. Infectio. 9 de septiembre de 2019;23(4):318.
  6. Elizabeth Webb, Teresa Neeman, Francis J.Bowden, Jamie Gaida et al. Compression therapy to prevent recurrent cellulitis of the leg. 2020.

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¿Qué es la queratosis actínica?

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En la entrada de esta semana vamos a hablar de una enfermedad de la piel que cada vez vemos más en nuestros centros. Estamos hablando de un precáncer frecuente y la tercera enfermedad en incidencia en la consulta de dermatología: la queratosis actínica.

Queratosis Actinica

Antes de profundizar en este tema, vamos a repasar la anatomía de la piel y sus funciones:

La piel es el órgano más grande del cuerpo.  Esta tiene varias funciones importantes en nuestro cuerpo:

  • Protege los órganos internos, los músculos, los nervios y los vasos sanguíneos frente a traumatismos.
  • Regula la temperatura corporal.
  • Importante en el mantenimiento del equilibrio hidroelectrolítico.
  • Capacidad sensitiva para estímulos dolorosos y agradables.
  • También interviene en la síntesis de la vitamina D.
  • Evita que sustancias peligrosas entren en nuestro organismo.
  • Por otro lado, conserva las sustancias químicas y los nutrientes que el cuerpo necesita.
  • Por su color, su textura y sus pliegues nos diferencia a las personas como individuos.

La piel tiene tres capas que son la epidermis (capa superior o externa), la dermis (capa inferior o interna) y capa denominada subcutánea (capa de grasa).

La epidermis es la parte externa de la piel (fina y resistente). Los queratinocitos los encontramos en las células de la capa basal (la capa más profunda de la epidermis) y son la mayor parte de las células que forman la epidermis, estas se mueven hacia la superficie de la epidermis donde se desprenden de forma gradual para ser reemplazados por las células jóvenes. En la capa basal encontramos por toda su capa los melanocitos, estas células producen un pigmento llamado melanina (el que le da el color a nuestra piel, si exponemos la piel al sol, los melanocitos crean más y por consiguiente la piel se oscurece. El propósito principal de la melanina es controlar la filtración de la radiación ultravioleta del sol entre la piel.

Por otra parte, tenemos la capa córnea que es la parte externa de la epidermis, esta es bastante impermeable y si no está dañada evita la entrada de bacterias, virus y otras sustancias extrañas en nuestro organismo. La capa córnea suele ser mucho más gruesa en ciertas zonas del cuerpo que necesitan mayor protección, por ejemplo, en las palmas de las manos o las plantas de los pies En la epidermis también encontramos células de Langerhans, estas son parte del sistema inmunitario de la piel, y tienen un papel importante en la aparición de alergias en la piel porque detectan sustancias extrañas y defienden al cuerpo frente a infecciones.

La dermis es la capa de la piel que sigue a la epidermis (delgada y de un tejido fibroso y elástico, con una gran parte de colágeno y un pequeño componente importante de elastina, esta le da a la piel su flexibilidad y consistencia).

Esta capa contiene terminaciones nerviosas (detectan el dolor, el tacto, la presión y la temperatura, en algunas zonas del cuerpo como por ejemplo los dedos de los pies o de las manos tienen más terminaciones por esta razón estas zonas son más sensibles), glándulas sudoríparas (donde se produce el sudor en respuesta a la calor y al estrés), glándulas sebáceas (crean sebo en los folículos pilosos, es un aceite que hace de barrera contra sustancias externas/extrañas y mantiene la piel suave/húmeda), folículos pilosos (crea el vello corporal con importantes funciones, entre estas renueva la epidermis dañada al tener células madre), y vasos sanguíneos de la dermis (para nutrir la piel y influye en la temperatura corporal).

Dependiendo de la parte del cuerpo varia la cantidad, por ejemplo, en la cabeza habrá una cantidad mayor de folículos pilosos, mientras que en las palmas de las manos/pantas de los pies no los encontraras.

Encontramos debajo de la dermis una capa de grasa, interviene a aislar el cuerpo del calor/frío, puede almacenar energía y hace un relleno protector. también puede cambiar el grosor según la parte del cuerpo desde unos milímetros en los párpados hasta varios centímetros en el abdomen/nalgas.

Existen términos específicos para nombrar los diversos tipos de marcas o protuberancias que pueden aparecer en la piel:

  • Atrofia -> A menudo presenta un aspecto seco y como de papel de fumar arrugado. Es un adelgazamiento de la piel.
  • Bullas -> Ampollas rellenas de líquido más grandes que las vesículas (con un diámetro mayor a un centímetro).
  • Vesículas -> Pequeñas ampollas llenas de líquido y que miden menos de un centímetro. (Ejemplos en los que se forman vesículas o bullas son: herpes zóster, varicela, quemaduras, reacciones alérgicas o irritaciones)
  • Pústulas -> son vesículas que contienen pus.
  • Ronchas -> Son zonas pruriginosas y protuberantes a causa de la inflamación de la piel, si hay presencia de múltiples ronchas se llama urticaria. (son rojas en la piel clara y pueden tener un color mas parecido a la piel perilesional en la piel oscura)
  • Escamas -> Son como un parche escamoso y seco, zonas de la piel donde se acumulan células epidérmicas muertas. (por ejemplo, Psoriasis, Dermatitis seborreica, etc.)
  • Costras -> Aparecen cuando se lastima la piel, y son sangre seca/pus/líquidos cutáneos en la superficie de la piel.
  • Quistes -> los notamos como un bulto (nódulo) en la piel, estas cavidades están llenas de material líquido o semilíquido.
  • Nódulos -> Suelen ser redondos, son zonas de la piel elevadas y sólidas, se encuentran más fácil que las pápulas.
  • Pápulas -> Denominamos a unos bultos sólidos protuberantes con menos de un centímetro (por ejemplo, las verrugas, picaduras de insectos o algunos tipos de cáncer de piel crecen como pápulas.
  • Parches -> Manchas planas que miden más de un centímetro.
  • Placas -> Zonas llanas o elevadas, o también varias pápulas normalmente con más de un centímetro.
  • Úlceras -> Mas profundas que las erosiones penetrando por lo menos la parte de la dermis (pueden intervenir enfermedades que dificultan la cicatrización como la estasis venosa, diabetes, enfermedad arterial periférica o una vasculitis).
  • Erosiones -> Zonas abiertas de la piel debido a la pérdida parcial o total de la epidermis. Aparecen cuando la piel es dañada por infección, presión, irritación o temperatura (no suelen dejar cicatriz una vez curadas).
  • Excoriaciones -> A menudo cubiertas por una costra, lesiones provocadas por raspaduras, fricción o picaduras.
  • Lesión -> Cualquier marca o protuberancia anómalas (en término general).
  • Liquenificación -> Tienen un aspecto de hendiduras profundas, es una piel gruesa con pliegues y arrugas acentuadas. (debido a roce o fricción repetidos)
  • Máculas -> pueden tener cualquier forma, no miden más de un centímetro, son puntos planos y de color (por ejemplo, las pecas, lunares planos).
  • Cicatrices -> La piel normal fue reemplazada por tejido fibroso después de sufrir una lesión.
  • Telangiectasias -> Vasos sanguíneos dilatados cerca de la superficie de la piel (palidecen bajo presión).

Con la edad la dermis y la epidermis son más finas, la piel pierde parte de la capa de grasa, esto da lugar a varios cambios en la piel. Su elasticidad disminuye, es más seca por el deterioro de la función de barrera y también tiene menos aceites esenciales como el sebo. La sensibilidad también está afectada porque tiene menos terminaciones nerviosas. La edad provoca que el número de melanocitos disminuya, estando la piel menos protegida a la radiación ultravioleta. Debido a todos estos cambios en la piel las lesiones son más frecuentes y a priori su curación más lenta.

Todos estos cambios en la piel es la consecuencia del daño causado por el sol a nuestra piel (arrugas finas y toscas, pigmentación irregular, manchas rojas o de color café, una textura áspera, etc.) y aumentando así el riesgo de cáncer de piel.

Definición:

Llamamos queratosis a un crecimiento anormal de la queratina (una proteína importante para la protección de la piel), este acumulo puede acabar en lesiones escamosas o ásperas que dependiendo de su tipo y causa varían en su tamaño y su forma. Diferenciamos tres tipos de Queratosis:  Actínica, Seborreica y Pilaris. Hoy nos interesa la queratosis actínica y vamos a profundizar en este tema.

Queratosis Actinica

La queratosis actínica es también conocida como queratosis solar, pues es causada por la exposición frecuente/intensa a los rayos ultravioleta del sol o de las camas solares. Juegan también un papel importante algunos factores genéticos (el envejecimiento de la persona pues la piel pierde con la edad en elasticidad y es más vulnerable a daños externos; algunas personas pueden tener una predisposición hereditaria).

La diferencia entre una queratosis actínica y un cáncer de piel es que la primera es una lesión benigna con potencial a convertirse en maligna, es decir en cáncer de piel, por eso se considera una lesión premaligna en nuestra piel.

Suele aparecer en personas mayores de 40 años y comúnmente en zonas como la cara, labios, orejas, brazos, manos y cuero cabelludo (en personas calvas). Entre un 5 -10% puede derivar en un cáncer de piel (carcinoma de células escamosas) si no se trata adecuadamente a tiempo.

Síntomas:

La queratosis actínica cambia en el aspecto:

  • Una mancha áspera, seca o escamosa en la piel (por norma general suelen tener un diámetro de menos de 2.5cm).
  • Una mancha plana con una ligera elevación o bulto en la capa superior de la piel.

  • También a veces como una superficie dura, parecida a una verruga.
  • Tiene varios colores, entre rosa, rojo o marrón.
  • Puede producir picazón, ardor, sangrado o costras.
  • Tener mayor sensibilidad o dolor al tacto.
  • La aparición de nuevas manchas o protuberancias en zonas expuestas al sol (en la cabeza, en el cuello, en manos y antebrazos).

 

Factores de riesgo:

Todo el mundo puede desarrollar una queratosis actínica, pero el riesgo aumenta si:

  • La persona tiene la piel clara, es pelirrojo o rubio, tiene ojos claros o azules. La queratosis actínica se produce con mayor frecuencia. Aunque todo el mundo puede desarrollarla.
  • La persona tiene antecedentes de quemaduras por el sol o de una exposición solar intensa.
  • La persona tiende a las pecas o a las quemaduras al exponerse a la luz del sol.
  • La persona es mayor de 40 años, aunque puede aparecer en adultos jóvenes. Cuanto más tiempo viva una persona, más se acumulará el daño solar en la piel. También es más común en hombres.
  • La persona vive en un lugar soleado.
  • La persona trabaja al aire libre.
  • La persona tiene el sistema inmunitario debilitado.
  • Si ya padece de una queratosis actínica es muy probable la aparición de más lesiones en el futuro.
  • Si la persona vive en una región cerca del ecuador (los rayos ultravioletas son fuertes la mayor parte del año) aumenta el riesgo.

Complicaciones:

Detectada y tratada a tiempo la queratosis actínica se puede curar o extirpar. Sin tratamiento algunas de estas manchas se pueden transformar en un carcinoma de células escamosas, este tipo de cáncer normalmente no pone en riesgo nuestra vida si se trata a tiempo.

 

Diagnóstico:

Un dermatólogo evalúa los síntomas y el historial clínico del paciente, y realiza un examen físico de las lesiones en la piel.

Este puede realizar una dermatoscopia para descartar que hay un cáncer de piel.

Si con el tratamiento aplicado no muestra mejoría, se puede realizar una biopsia de piel.

 

Tratamiento:

Es muy importante identificar y tratar la queratosis actínica a tiempo, ya que es un signo de daño en la piel y aumenta el riesgo de desarrollar un cáncer de piel. El dermatólogo es el responsable de pautar y realizar el tratamiento de la queratosis actínica. Existen varias opciones de tratamiento que van a depender de la cantidad de lesiones que tengas, en donde las encontramos, tu edad y tu estado general de salud. Entre estas opciones están procedimientos quirúrgicos, tratamientos tópicos, terapia fotodinámica y combinación de terapias:

Procedimientos quirúrgicos:

Este procedimiento se aplica en los casos con una o mas lesiones aisladas. Entre las diferentes formas de extirpar la lesión cutánea con cirugía están:

  • Exfoliación química_ Este tratamiento implica aplicar un ácido (tricloroacético) directamente en las lesiones que elimina las células alteradas en las lesiones, esto despega las capas superiores de la piel (a veces es posible una sensación de ardor). Lo normal es que la piel crezca de nuevo en unas pocas semanas.
  • Criocirugía_ Se aplica nitrógeno líquido (con un dispositivo tipo spray) para congelar las células malas causantes de las lesiones de la queratosis actínica. Una vez que cae permite que salga una piel sana. No precisa anestesia, al ser indoloro. Es normal que después de las sesiones la piel se hinche o se enrojezca un poco.

  • Raspado y desecación_ se raspa o afeita la lesión, a continuación, se utiliza calor o un agente químico para anular las células restantes.
  • Cirugía con láser_ Se aplica un rayo láser para vaporizar la lesión.

Tratamientos tópicos:

Se aplican cremas, geles y soluciones tópicas en pacientes con numerosas queratosis actínica o generalizadas. Se aplican directamente en la zona afectada de la piel, se tratan lesiones visibles y invisibles con un riesgo mínimo de cicatrización. Los principales son:

  • 5-fluorouracilo_Ayuda a eliminar las células que provocan la lesión y es la más utilizada.
  • Imiquimod_ Fortalece el sistema inmunológico, pues ayuda a matar las células de la lesión.
  • Diclofenaco con ácido hialurónico_ La menos usada y también la hay en gel.

Según el tamaño, forma y localización, el dermatólogo valorara que tipo de pomada utilizar en el tratamiento. Tanto la duración como la cantidad de aplicaciones varia de paciente en paciente, por eso la importancia de respetar las indicaciones del médico.

Terapia fotodinámica (TFD):

Es la aplicación de láser directamente en la lesión. Principalmente indicado en queratosis actínica en la cara o el cuero cabelludo. Antes de la sesión se tiene que aplicar una pomada o administrar por vía intravenosa un medicamento (un sensibilizador a la luz) para ayudar al láser a eliminar las células alteradas. El procedimiento no provoca ni dolor ni incomodidad, dura como 45 minutos. Al acabar se protege la zona de infecciones y lesiones con un vendaje.

Combinación de terapias:

Se pueden combinar terapias de las anteriormente descritas:

  • Criocirugía y TFD.
  • Criocirugía y tratamiento tópico.
  • Tratamientos tópicos y TFD.

La combinación de algunas de estas terapias puede aumentar la fotosensibilidad, asegúrate de consultarlo con tu dermatólogo y protege minuciosamente más tu piel de los rayos del sol durante y después del tratamiento.

 

Prevención:

La mejor prevención es la protección solar, aquí van algunos consejos para proteger tu piel del sol:

  • Pasar menos tiempo al sol, especialmente entre las 10:00h- 16:00h. Y no te quedes mucho tiempo al sol, pues te puedes quemar o tener un bronceado excesivo.
  • Importante aplicar protector solar todos los días. Antes de salir ponte un protector solar de amplio espectro (por lo menos con un factor de protección solar de 30 y resistente al agua), también si el día este nublado (el 80% de los rayos ultravioletas pueden atravesar las nubes). Aplícalo por toda la piel expuesta, así como en los labios un bálsamo labial con protector solar. Lo hay que aplicar por lo menos quince minutos antes de salir, repetirlo mínimo cada dos horas o mas frecuentemente si estas sudando/nadando.
  • Para aun proteger mejor tu piel del sol cúbrete con prendas de tejido ajustado cubriendo los brazos y las piernas. Igualmente utiliza un sombrero con ala ancha que protegerá la cara más que una gorra.
  • Escapa de las camas solares, esta exposición a los rayos ultravioleta daña igual que un bronceado por el sol.
  • Dormir las horas suficientes es importante pues durante ese tiempo es cuando principalmente nuestra piel se regenera (entre 7-9 horas diarias).
  • Importante tanto la hidratación interna como la externa (cremas/sueros). Dos litros de agua diarios mejoran la elasticidad de la piel.
  • Proteger la piel de factores externos (clima, tabaco, mala alimentación, etc) que influyen en el envejecimiento de la piel.
  • Realiza una limpieza facial diaria, ayuda a abrir los poros de la piel revitalizándolos y elimina la suciedad acumulada.
  • Regularmente realiza un autoexamen de tu piel para comprobar si hay crecimientos /cambios significativos en los lunares, pecas, o protuberancias/marcas de nacimiento que ya tenías. Puedes realizar esta revisión con ayuda de espejos. No olvides revisar la cara, el cuello, las orejas, el cuero cabelludo, los brazos y las manos. A menudo es más fácil de sentir que de ver la queratosis actínica, la piel la podemos sentir seca y áspera al tacto, sensible o dolorosa, incluso picazón con sensación de pinchazos o ardor.

  • Después de un tratamiento de la queratosis actínica se recomienda por lo menos una vez al año te examine un dermatólogo la piel minuciosamente para detectar posibles signos de cáncer de piel.
  • Personas con piel clara o que tienen antecedentes de cáncer de piel en la familia deberían consultar regularmente a un dermatólogo.

 

No es fácil distinguir entre unas manchas cancerosas y no cancerosas, por esta razón ante la duda, lo mejor es que un medico sea el que evalúe los nuevos cambios en tu piel, sobre todo si esa nueva mancha escamosa crece, sangra o persiste.

 

 

 

Bibliografía:

  1. Benedetti J. Estructura y funcionamiento de la piel [Internet]. Manual MSD versión para público general. [citado 18 de marzo de 2025]. Disponible en: https://www.msdmanuals.com/es/hogar/trastornos-de-la-piel/biolog%C3%ADa-de-la-piel/estructura-y-funcionamiento-de-la-piel
  2. Queratosis actínica [Internet]. Mayo Clinic. 2022 [citado 18 de marzo de 2025]. Disponible en: https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/actinic-keratosis/symptoms-causes/syc-20354969
  3. Grossi L. Queratosis actínica: qué es, síntomas, causas y tratamiento [Internet]. Tua Saúde. 2024 [citado 18 de marzo de 2025]. Disponible en: https://www.tuasaude.com/es/queratosis-actinica/
  4. Queratosis actínicas [Internet]. La Fundación de Cáncer de Piel. The Skin Cancer Foundation; 2018 [citado 18 de marzo de 2025]. Disponible en: https://cancerdepiel.org/cancer-de-piel/queratosis-actinicas
  5. com. [citado 18 de marzo de 2025]. Disponible en: https://clinicaluciaperez.com/queratosis-actinica-que-es/
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Imágenes:

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  3. La queratosis actínica [Internet]. Topdoctors.mx. 2014 [citado 15 de abril de 2025]. Disponible en: https://www.topdoctors.mx/articulos-medicos/novedades-en-el-tratamiento-de-las-queratosis-actinicas-o-precancer/
  4. Pérez RH. Queratosis actínica [Internet]. PIEL-L Latinoamericana. 2020 [citado 15 de abril de 2025]. Disponible en: https://piel-l.org/blog/48323
  5. Grupo Oroño [Internet]. Com.ar. [citado 15 de abril de 2025]. Disponible en: https://www.grupoorono.com.ar/noticias/dermatoscopia-corporal-digital
  6. Diccionario de cáncer del NCI [Internet]. Cancer.gov. 2011 [citado 15 de abril de 2025]. Disponible en: https://www.cancer.gov/espanol/publicaciones/diccionarios/diccionario-cancer/def/criocirugia
  7. Autoexamen de la piel [Internet]. Cigna.com. [citado 15 de abril de 2025]. Disponible en: https://www.cigna.com/es-us/knowledge-center/hw/autoexamen-de-la-piel-zm2627

 

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Todo lo que debes saber del Hematoma Subcutáneo

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Hematoma Subcutaneo

El hematoma subcutáneo es una lesión comúnmente diagnosticada en situaciones clínicas que implica la acumulación de sangre en el espacio subcutáneo, generalmente debido a un traumatismo o presión física. Se reconoce clínicamente por la coloración de la piel, que varía del rojo intenso al púrpura, y posteriormente a tonos de verde, amarillo y marrón, conforme la sangre se reabsorbe por los mecanismos fisiológicos del cuerpo. Aunque generalmente se considera una condición benigna, la presencia de hematomas subcutáneos puede ser indicativo de un trastorno de coagulación o de un traumatismo más grave que requiere atención clínica. Este artículo profundiza en los aspectos médicos de los hematomas subcutáneos, incluyendo su fisiopatología, diagnóstico, manejo y prevención.

Pero antes de continuar hablándote de la fisiopatología del hematoma subcutáneo, te recordamos que puedes unirte a nuestra comunidad de profesionales y entusiastas de la salud suscribiéndote a nuestra newsletter. Cada mes compartimos contenido exclusivo con consejos, productos recomendados y artículos prácticos que te ayudarán en tu día a día.

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Fisiopatología del hematoma subcutáneo

El hematoma subcutáneo se forma cuando los vasos sanguíneos pequeños, principalmente los capilares y algunas venas superficiales, se rompen debido a un golpe o presión excesiva. Esta ruptura permite que la sangre fluya fuera de los vasos y se acumule en los tejidos subcutáneos, creando una respuesta inflamatoria local. Los componentes sanguíneos, como los glóbulos rojos, se descomponen lentamente dentro del tejido, liberando hemoglobina. Este proceso lleva a una serie de cambios químicos dentro de los tejidos lesionados, que incluyen la conversión de hemoglobina en biliverdina (un pigmento verde) y bilirrubina (amarillo), los cuales son responsables de la coloración característica del hematoma.

El proceso de reabsorción de la sangre es mediado por el sistema inmunológico. Los macrófagos y otras células fagocíticas son responsables de descomponer los componentes sanguíneos, facilitando la eliminación de los residuos a través del sistema linfático y otros mecanismos de detoxificación. A medida que el hematoma se resuelve, la piel recobra su apariencia normal, y el área lesionada se repara mediante la proliferación de fibroblastos que generan colágeno para regenerar la integridad de los tejidos afectados.

Ciclo de descomposición de los glóbulos rojos

  1. Fase temprana (0-24 horas): Durante las primeras horas después de la lesión, los glóbulos rojos intactos liberan hemoglobina, lo que da lugar a la coloración roja del hematoma.
  2. Fase intermedia (1-5 días): La hemoglobina se descompone en biliverdina, un compuesto verde que indica que el cuerpo está comenzando a procesar los productos sanguíneos extravasados.
  3. Fase final (7-10 días): La biliverdina se convierte en bilirrubina, que da lugar a los tonos amarillos o marrones típicos de los hematomas más avanzados en su proceso de curación.

 

Clasificación del hematoma subcutáneo

Los hematomas subcutáneos pueden clasificarse según su localización, tamaño y gravedad. La clasificación es útil para determinar la necesidad de tratamiento y la posible intervención médica. La clasificación incluye:

  • Hematoma superficial: Se limita a las capas más superficiales de la piel y generalmente no requiere tratamiento médico especializado. Se resuelve de forma espontánea en unos pocos días a semanas.
  • Hematoma profundo: Afecta las capas más profundas de la piel, y en algunos casos, puede implicar una mayor pérdida de sangre y daño en los tejidos. Requiere un seguimiento más cercano y, a veces, un tratamiento médico.
  • Hematoma traumático: Provocado por un impacto directo o una caída, que es la causa más común. La severidad del hematoma puede depender de la fuerza y el tipo de lesión sufrida.
  • Hematoma espontáneo: Ocurre sin una causa traumática evidente, lo que puede ser indicativo de trastornos de coagulación o fragilidad capilar. Los hematomas espontáneos deben ser evaluados clínicamente, ya que pueden reflejar un problema subyacente más grave.

Causas del hematoma subcutáneo

La ruptura de los vasos sanguíneos puede ser provocada por una variedad de causas, que van desde traumatismos físicos hasta condiciones médicas preexistentes. Las principales causas incluyen:

  • Traumatismos directos: Golpes, caídas o presión externa son las causas más frecuentes de hematomas subcutáneos. Estas situaciones pueden ocurrir en la vida diaria, el trabajo o la práctica de deportes.
  • Intervenciones médicas: Procedimientos como venopunciones, extracciones de sangre, inyecciones o el uso de catéteres pueden provocar hematomas si no se realiza una técnica adecuada o si se ejerce demasiada presión sobre el vaso sanguíneo.
  • Trastornos de coagulación: Las personas con condiciones como hemofilia o trombocitopatías tienen mayor tendencia a desarrollar hematomas, ya que su sangre tiene dificultades para coagularse adecuadamente. Los anticoagulantes orales, como la warfarina o los inhibidores de la vitamina K, también aumentan el riesgo de hematomas espontáneos.
  • Enfermedades vasculares y envejecimiento: Con la edad, los vasos sanguíneos pueden volverse más frágiles y susceptibles al daño. Además, enfermedades como la arteriosclerosis o el síndrome de Ehlers-Danlos pueden debilitar las paredes de los vasos, lo que facilita la formación de hematomas.
  • Uso de medicamentos: El uso de ciertos fármacos, como los corticosteroides, que debilitan los vasos sanguíneos y la piel, también puede aumentar la susceptibilidad a los hematomas.

 

Síntomas y diagnóstico del hematoma subcutáneo

Síntomas

Los síntomas comunes del hematoma subcutáneo incluyen:

  • Coloración cambiante de la piel: Inicialmente roja o púrpura, el hematoma cambia gradualmente a tonos azules, verdes, amarillos y marrones.
  • Dolor y sensibilidad: El área afectada suele ser dolorosa al tacto debido a la presión sobre los nervios subyacentes.
  • Hinchazón: La zona afectada puede mostrar inflamación, especialmente en casos de hematomas grandes o profundos.

Diagnóstico

El diagnóstico de un hematoma subcutáneo se basa en la observación clínica de los signos y síntomas. Sin embargo, en casos de hematomas grandes o recurrentes, es posible que se requieran pruebas adicionales:

  1. Ecografía Doppler: Ayuda a evaluar la extensión del hematoma y detectar complicaciones adicionales, como la formación de coágulos.
  2. Análisis de sangre: Los análisis de sangre pueden ser necesarios para evaluar la función de coagulación, especialmente si los hematomas son recurrentes o no tienen una causa evidente.
  3. Exploración física: La palpación del área afectada ayuda a evaluar la consistencia del hematoma y a distinguir entre un hematoma subcutáneo superficial y uno profundo.

Tratamiento del hematoma subcutáneo

El tratamiento para los hematomas subcutáneos suele ser conservador, aunque en algunos casos, especialmente los hematomas grandes o profundos, pueden requerir intervención médica. El tratamiento incluye:

  1. Reposo y elevación: Evitar el uso excesivo del área afectada ayuda a reducir la inflamación. Si el hematoma está en una pierna o brazo, elevar el área ayuda a disminuir la hinchazón.
  2. Aplicación de hielo: La aplicación de hielo en las primeras 24 a 48 horas puede ayudar a reducir la inflamación y aliviar el dolor. Se recomienda aplicar una bolsa de hielo envuelta en un paño durante 20 minutos cada 2 horas.
  3. Medicamentos para el dolor: Los analgésicos como el paracetamol.
  4. Compresión: En algunos casos, los vendajes de compresión ayudan a controlar la inflamación y mejorar la circulación en el área afectada.
  5. Drenaje quirúrgico: En casos excepcionales, si el hematoma es extremadamente grande o no se resuelve con las medidas conservadoras, puede ser necesario drenar el hematoma para aliviar la presión y prevenir complicaciones adicionales.

 

Complicaciones del hematoma subcutáneo

Aunque los hematomas subcutáneos generalmente son benignos, pueden dar lugar a varias complicaciones si no se tratan adecuadamente:

  1. Infección: Si hay una herida abierta o si el hematoma se asocia con un procedimiento quirúrgico, puede haber riesgo de infección.
  2. Trombosis o embolia: En casos raros, un hematoma profundo puede llevar a la formación de coágulos sanguíneos, que pueden desplazarse y obstruir los vasos sanguíneos más importantes.
  3. Daño nervioso o muscular: En hematomas grandes o profundos, la acumulación de sangre puede presionar contra los nervios o músculos, lo que puede causar dolor crónico o disfunción.

 

Prevención del hematoma subcutáneo

Si bien no siempre es posible prevenir un hematoma, existen algunas estrategias que pueden reducir el riesgo de desarrollarlos:

  • Uso de equipo de protección: En actividades deportivas o laborales de alto riesgo, se debe usar equipo de protección como rodilleras, coderas y cascos.
  • Control de anticoagulantes: Las personas que toman medicamentos anticoagulantes deben ser monitoreadas regularmente para asegurarse de que no desarrollen hematomas espontáneos.
  • Técnica adecuada en procedimientos médicos: Los profesionales de la salud deben seguir procedimientos estrictos para evitar la lesión de los vasos sanguíneos durante las intervenciones clínicas.

Cómo se convierte un hematoma subcutáneo en una herida

La conversión de un hematoma subcutáneo en una herida puede ocurrir de varias formas:

  • Ruptura de la piel debido a la presión interna: Cuando un hematoma es grande y la sangre se acumula de manera significativa debajo de la piel, la presión interna puede hacer que la piel se estire y eventualmente se rompa. Esto puede generar una herida abierta en el sitio donde se encontraba el hematoma.
  • Infección e inflamación: Si un hematoma se infecta, la acumulación de pus y la inflamación en los tejidos afectados pueden debilitar la piel circundante, lo que hace que sea más probable que se rompa. Esta ruptura puede ser parcial o total, dependiendo de la gravedad de la infección.
  • Necrosis de la piel: Si la circulación sanguínea en el área del hematoma se ve comprometida debido a una presión prolongada, la piel puede volverse más frágil y susceptible a la necrosis. El daño celular puede ser tan extenso que la piel se desintegra, generando una herida abierta.

 

  

Prevención de la conversión del hematoma subcutáneo en una herida

Para evitar que un hematoma subcutáneo se convierta en una herida, es importante adoptar medidas preventivas que incluyan un tratamiento adecuado y un seguimiento médico:

  1. Manejo temprano y adecuado:
    • Aplicar hielo en las primeras 24 a 48 horas para reducir la inflamación.
    • Elevar la zona afectada para ayudar a drenar el exceso de sangre acumulada.
    • Utilizar vendajes de compresión si es necesario para limitar la expansión del hematoma y reducir la hinchazón.
  2. Evitar la presión constante sobre el área afectada:
    Especialmente en áreas vulnerables, como las extremidades, es importante evitar la presión excesiva sobre el hematoma. Si el paciente tiene movilidad reducida, es recomendable reposar la zona afectada y evitar el uso excesivo del área lesionada.
  3. Tratamiento de la piel circundante:
    Si la piel sobre el hematoma muestra signos de deterioro o necrosis, debe ser tratada con productos de cuidado de heridas para promover la regeneración y evitar la aparición de úlceras. En algunos casos, es posible que se necesiten apósitos especiales para proteger la zona y prevenir infecciones.
  4. Monitoreo y control de trastornos de coagulación:
    En pacientes con trastornos de coagulación, como hemofilia o aquellos que están en tratamiento con anticoagulantes, se debe tener un seguimiento regular para asegurar que no se formen hematomas espontáneos y que los existentes se traten adecuadamente.
  5. Vigilancia para detectar signos de infección:
    Se debe prestar atención a los cambios en la coloración del hematoma o al aumento del dolor, ya que estos pueden ser signos de infección. Si se presenta fiebre, enrojecimiento o secreción en la zona afectada, es fundamental acudir a atención médica para iniciar el tratamiento adecuado y prevenir la evolución hacia una herida.

Tratamiento cuando un hematoma se convierte en una herida

Si un hematoma subcutáneo evoluciona hacia una herida, el tratamiento se enfoca en promover la cicatrización y prevenir complicaciones. Algunos pasos clave en el tratamiento incluyen:

  1. Limpieza de la herida:
    La herida debe ser limpiada cuidadosamente para eliminar cualquier residuo de sangre o tejido necrosado. Esto ayuda a prevenir infecciones y facilita la regeneración del tejido.
  2. Uso de apósitos adecuados:
    El uso de apósitos que mantengan un ambiente húmedo y estéril es esencial para fomentar la curación de la herida. Los apósitos deben ser cambiados regularmente para evitar infecciones y permitir la reepitelización.
  3. Control de la infección:
    Si la herida presenta signos de infección, se deberá de acudir a su médico de atención primaria para valoración de tratamiento antibiótico, dependiendo de la gravedad. En algunos casos, puede ser necesario realizar un drenaje si hay abscesos.
  4. Terapia de presión negativa:
    En heridas más graves, la terapia de presión negativa puede ser utilizada para promover la curación y reducir la acumulación de líquido en la zona afectada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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¿Qué es el Espolón Calcáneo?

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Espolón Calcáneo

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El espolón calcáneo es una protrusión ósea que se forma en el hueso del talón (calcáneo) como resultado de la acumulación de calcio. Se caracteriza por la formación de un crecimiento óseo en la zona mencionada, y suele ser el resultado de un estrés repetitivo en el talón, así como de otros factores externos que favorecen su aparición.

El espolón calcáneo afecta al 11-21% de la población joven, ascendiendo al 55% en personas mayores de 62 años y hasta el 81% en pacientes que sufren osteoartritis. Hay estudios que demuestran que hasta un 45% de los casos diagnosticados como espolón cursan de manera asintomática.

Espolón Calcáneo

La sintomatología de este síndrome consiste en la presencia de dolor agudo, recurrente, en el área inferior del calcáneo, en la zona medial de la inserción de la aponeurosis plantar, donde el osteofito de forma triangular causa fricción constante contra la fascia plantar.

Aunque, por lo visto anteriormente, el espolón suele ir unido a fascitis plantar, en ocasiones es asintomático y su hallazgo casual al realizar una exploración por otros motivos.

Por tanto, el síntoma predominante es el dolor localizado, que normalmente aumenta con la carga, especialmente al levantarse por la mañana o tras períodos de inactividad.

La zona afectada por el espolón suele volverse sensible al tacto, por lo que presionar el talón provocará exacerbación del dolor. Además, el área alrededor de la protusión tiende a presentar signos de inflamación, lo que contribuirá a aumentar las molestias.

La instauración de los síntomas es lenta pero progresiva, pudiendo llegar a ser realmente incapacitante.

Antes de continuar hablándote del diagnóstico del espolón calcáneo, te recordamos que puedes unirte a nuestra comunidad de profesionales y entusiastas de la salud suscribiéndote a nuestra newsletter. Cada mes compartimos contenido exclusivo con consejos, productos recomendados y artículos prácticos que te ayudarán en tu día a día.

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Diagnóstico 

Antes de realizar un diagnóstico, el profesional sanitario encargado de atender un paciente con sospecha de espolón deberá realizar una historia clínica completa, con una correcta anamnesis en la que recopile toda la información posible sobre el caso que le ocupa. Además de los síntomas que presenta, es de especial interés conocer la duración del dolor, desde cuándo le sucede, actividad física o lesiones que puedan estar relacionadas con la patología, así como el calzado utilizado por el paciente.

A continuación, se procederá al examen físico, donde se deben realizar maniobras para evaluad el dolor y la sensibilidad en la zona afectada.

A nivel palpatorio se buscará inflamación en la tuberosidad medial del calcáneo y se comprobará la existencia o no de nódulos en la fascia plantar.

Se incluirá también una valoración de rangos articulares y de los principales grupos musculares que puedan estar implicados en la zona de dolor.

Una vez finalizada la anamnesis y la exploración, pasaremos a valorar la necesidad de realizar alguna prueba complementaria.

Las pruebas de imagen se utilizan en estos casos para confirmar el diagnóstico de espolón y/o descartar la presencia de otra patología subyacente.

De más a menos utilizada, podemos solicitar las siguientes:

 

  • Radiografía: a través de esta prueba, podemos observar la presencia de crecimiento anormal de hueso en el calcáneo, lo que nos confirmaría el diagnóstico de espolón.Espolón Calcáneo
  • Ecografía: será útil para identificar la inflamación, irritación de los tejidos y posibles cambios estructurales asociados a esta patología.

Espolón Calcáneo

  • Resonancia magnética: esta prueba nos proporcionará una visión más detallada de cualquier cambio en el tejido blando que esté propiciando dolor en la zona.

Causas  

  • Tensión repetitiva o sobrecarga mecánica: actividades que implican un alto impacto o presión constante en el talón como correr, saltar o caminar largas distancias, pueden favorecer la aparición de microtaumatismos que provoquen la aparición de un espolón.
  • Factores anatómicos o anomalías en la biomecánica de la marcha: un aumento o disminución del arco plantar (pie cavo/pie plano) pueden alterar la distribución de las presiones plantares durante la marcha, aumentando la presión sobre el talón y contribuyendo al desarrollo del osteofito.
  • Obesidad: el exceso de peso del paciente ejercerá una carga adicional sobre la estructura ósea y articular del pie, aumentando el riesgo de la formación de espolón.
  • Envejecimiento y degeneración tisular: con la edad, la elasticidad y resistencia de ligamentos y tendones se ve comprometida, pudiendo contribuir a su desarrollo.
  • Patologías asociadas: ciertas condiciones como la artritis pueden influir en su aparición.

Tratamiento 

Actualmente, el tratamiento del espolón se divide en tratamiento conservador o quirúrgico, la elección de uno u otro dependerá de la severidad de la lesión y del tiempo transcurrido desde el debut. La primera línea de tratamiento será la del tratamiento conservador entre los que encontramos distintas opciones terapéuticas:

  • Reposo relativo: evitar actividades de alto impacto, permanecer de pie largos períodos, y, en general, evitar actividades que provoquen exacerbación del dolor, ayudará al reducir la inflamación en el talón.
  • Terapia de frío/calor: la crioterapia localizada servirá como método antiinflamatorio y analgésico. Alternativamente, aplicar calor, ayudará a relajar la musculatura, aliviando así la rigidez en el talón.
  • Terapia física: ejercicios de estiramiento de la fascia plantar podrán aliviar la sintomatología dolorosa, y los de fortalecimiento serán útiles para mejorar la flexibilidad y fuerza de la musculatura del pie y de la parte posterior de la pierna.
  • Soportes plantares: como parte fundamental del tratamiento, se deberá hacer una correcta exploración biomecánica, atendiendo especialmente a los rangos articulares y movimientos musculares, para posteriormente realizar unas plantillas a medida. Estos soportes plantares ayudarán a distribuir de manera homogénea las presiones plantares, reduciendo la carga en el talón, aliviando a su vez las molestias ocasionadas.
  • Antinflamatorios no esteroideos (AINEs): en la fase aguda de la patología, este tipo de medicamento reducirá la inflamación y el dolor.
  • Ondas de choque: estudios recientes han demostrado que utilizar ondas de choque extracorpóreas reduce el dolor de los pacientes durante el día y también durante la noche. Los parámetros aplicados variarán dependiendo de los dispositivos utilizados y de la tolerancia del paciente.
  • Infiltraciones de corticoides y anestésico: en casos de dolor severo, ésta puede ser una elección correcta para bloquear temporalmente las señales de dolor.
  • Infiltraciones de plasma rico en plaquetas (PRP): se han alzado como una alternativa prometedora en el tratamiento del espolón. El PRP, que se obtiene de la propia sangre del paciente, contiene una alta concentración de factores de crecimientos que podrán estimular la reparación de los tejidos y ayudará a reducir la inflamación.

 

Si una vez agotadas las opciones de la primera línea de tratamiento, han transcurrido más de 6-12 meses y el dolor continúa, habrá que valorar la necesidad del tratamiento quirúrgico, en el que podemos distinguir dos procedimientos:

  • Liberación de la fascia plantar: mediante el cual se realizan varios cortes pequeños en la fascia para reducir así la tensión en la misma.
  • Exostectomía: implica la eliminación de la protusión ósea.

Prevención

La prevención del espolón irá encaminada a reducir los factores de riesgo y mantener una correcta salud del pie:

  • Uso de calzado adecuado: serán de elección aquellos zapatos que presenten una correcta amortiguación para ayudar a reducir la presión en el talón. Así mismo, especialmente importante, es que tengan una puntera anatómica, amplia, que permita el movimiento natural del pie.
  • Control del peso corporal: mantener un peso saludable ayudará a reducir la presión sobre los pies y un desgaste excesivo de las articulaciones.
  • Evitar actividades de alto impacto.
  • Mantener una rutina de estiramientos y ejercicios específicos de fortalecimientos muscular.
  • Revisiones podológicas regulares: ayudarán a saber identificar y abordar cualquier problema que surja en los pies antes de que se conviertan en una lesión más grave.

Bibliografía:

  1. Sánchez Y., Cavero S., Tomi I., Fernández Y., Aura N., Marco E. Espolón calcáneo. RSI, 2024;5(4).
  2. Montaña R., García I. Tratamiento del espolón calcáneo: artículo monográfico. RSI, 2024;5(8).
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  4. Montaner C., Omiste A.J., Nerín N., Solanes S. Espolón calcáceno. RSI, 2025; 3(6)
  5. Ortega M, Vidal Seguel N, Miranda Krause R, Olave E. Prevalencia y biometría del espolón calcáneo en la población chilena: estudio radiológico. Int J Morphol. 2022:40(2):540-544.
  6. De Prado Ripoll V, De Prado Ripoll J. Espolón del calcáneo y fascitis plantar. Rev Latin Cir Orto. 2023:5(1):1-17

Bibliografía imágenes:

  1. https://internationalhealthyfootcouncil.org/blogs/noticias/espolon-calcaneo
  2. Ortega M, Vidal-Seguel N, Miranda-Krause R, Olave E. Prevalencia y Biometría del Espolón Calcáneo en la Población Chilena: Estudio Radiológico. Int. J. Morphol. [Internet]. 2022  [citado  2025  Feb  12] ;  40( 2 ): 540-544. Disponible en: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-95022022000200540&lng=es.  http://dx.doi.org/10.4067/S0717-95022022000200540. (RX)

 

 

 

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