La descarga será amplia, para dar mayor superficie de contacto y evitar un síndrome de transferencia de presiones y tendrá el grosor suficiente para permitir aislar la lesión (mínimo 10 mm).
Una de las mayores ventajas de este tipo de descargas temporales es que permiten comprobar la efectividad de un posible tratamiento posterior definitivo. Es decir, si valoramos la necesidad de unas plantillas definitivas una vez resuelta la lesión, con un recurso rápido y económico como este, comprobamos si realmente las plantillas serán efectivas o no.
Precisamente la rapidez e inmediatez, es otra de las ventajas que nos ofrecen los fieltros, el poder valorar y confeccionar una descarga de fieltro en apenas unos minutos, frente al proceso mucho más lento de realizar unos soportes plantares a medida.
Hablamos de la compatibilidad con un tratamiento local como una ventaja más, ya que efectivamente esto lo consideraríamos un tratamiento coadyuvante de por ejemplo una cúra en ambiente húmedo o una terapia de presión negativa.
Por otro lado, valoramos la posibilidad de ir modificando la descarga insitu para adaptarla a las necesidades de la lesión en cada momento.
En cuanto a los inconvenientes, tenemos que tener en cuenta el propio adhesivo. Lo que en principio nos parece una ventaja, por el hecho de la fijación de la descarga al pie, se puede convertir en un problema si el paciente manifiesta alergias cutáneas que nos obligarán a desechar este recurso.
Por otro lado, no está indicado en pacientes con hiperhidrosis, porque correríamos el riesgo de que se desplazase la descarga, modificando de manera incorrecta las presiones o incluso comprometiendo la efectividad de la cura.
Por último, otro de los inconvenientes es que deben reemplazarse cada 48-72 h por la fatiga que sufre el material, originando una importante pérdida de grosor.