Estos son los siguientes síntomas y signos que pueden apuntar a una infección del hueso:
- Dolor, sensibilidad y enrojecimiento en la zona del hueso.
- Fiebre alta y malestar general
Así mismo, los factores de riesgo a tener en cuenta son estos:
- Fracturas, cirugías o lesiones recientes
- Presencia de infección en zonas proximales
- Cuadro de osteomielitis anterior, que puede despertar sospechas de recidiva
- Un sistema inmunológico debilitado
- Trastornos circulatorios
Si usted presenta alguno de los síntomas y alguno de los factores de riesgo, es conveniente que acuda a su médico para que le realice una serie de pruebas para determinar si se trata o no de osteomielitis. Las pruebas que se podrán llevar a cabo son las siguientes:
- Anamnesis: para conocer sus datos generales, los antecedentes clínicos y síntomas.
- Exploración física: para detectar la presencia de signos de infección.
- Pruebas complementarias:
- analítica sanguínea, que tendrán que apoyarse con pruebas de imagen: elevación en la velocidad de eritrosedimentación (VES) y proteína C reactiva (PCR) que indicarán presencia de inflamación o fallo en el tratamiento médico que sugerirá un drenaje quirúrgico.
- Elevación del número de los leucocitos
- Hemocultivo o biopsia del hueso
- Pruebas de imagen:
- Radiografía: con demostración de aumento de las partes blandas y/o atenuación de las líneas grasas, osteopenia, destrucción ósea, formación de huesos huevos, elevación del periostio. El inconveniente que presenta esta prueba es que estos cambios se pueden observar a partir de los 7-14 días después de instaurarse la infección.
- Ultrasonido: mediante la ecografía se podrá observar la presencia de edema, cuerpos extraños, fístulas, elevación del periostio así como la localización y la extensión de la infección. Además, proporciona una guía para la aspiración o biopsia TAC: que ofrece excelentes reconstrucciones multiplanares de engrosamiento anormal del hueso cortical afectado, cambios escleróticos, invasión de la cavidad medular, trayectos fistulosos y secuestros óseos.
- Resonancia magnética: la técnica de imagen más útil que permite una detección precoz, demostrando los cambios en el contenido de agua de la médula ósea con una excelente definición estructural y espacial.
- Gammagrafía ósea: con tecnecio radiactivo o glóbulos blancos marcados ayudan a obtener imágenes del sistema musculo-esquelético. Menos utilizada, ya que diferencia mal el tejido óseo de otros tejidos adyacentes inflamados, además de su elevada radiación.
Ilustraciones 2 y 3. El mismo paciente después de comenzar el tratamiento específico
Una vez obtenido el diagnóstico de osteomielitis, el médico procederá a pautar un tratamiento adecuado para esta. Normalmente, se suele iniciar un tratamiento antibiótico empírico con cobertura para cocos gram positivos aerobios, que se puede modificar después de obtener los resultados del hemocultivo o biopsia. Como hemos mencionado antes, suele ser un tratamiento potente que durará entre 4 y 6 semanas. En caso de presencia de abscesos óseos, se precisará de realización de un drenaje quirúrgico, a parte de la antibioterapia. Cuando la infección está muy avanzada, se recurrirá a desbridamiento de tejido óseo necrosado, resección ósea o incluso amputación. Con su correspondiente tratamiento antibiótico posterior.
Una vez superado el episodio de osteomielitis, el médico o la enfermera deberán explicar las técnicas de prevención de esta infección; como podría ser mantener una higiene general adecuada, evitar golpes y lesiones, en el caso de que se presente alguna herida mantener esta lo más limpia posible.
Con esto, terminamos el primer apartado que nos ayudará a entender mejor los aspectos de la osteomielitis a la hora de tratar con pacientes con úlceras vasculares o pie diabético.