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Problemas de piel en verano: cómo identificarlos

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Con la llegada del verano, hay un aumento de las temperaturas y la humedad.  El sudor, el contacto con el agua, la fricción de la ropa o la exposición solar intensa que esto genera puede derivar en distintos problemas de la piel en verano, algunos leves y otros más persistentes.

La piel se convierte durante estos meses en una de las principales afectadas, ya que está más expuesta y vulnerable. En esta primera parte, abordamos algunas de las afecciones más comunes del verano: desde la foliculitis y el sarpullido por calor, hasta reacciones como la alergia solar o la incómoda picazón del bañista.

Conocerlas es el primer paso para prevenirlas o tratarlas a tiempo. Te contamos qué son, por qué ocurren y cómo cuidar tu piel para evitar que estos problemas cutáneos arruinen tu verano.

Foliculitis: qué es y por qué aparece más en verano

Uno de los problemas más comunes en verano es la foliculitis, una inflamación o infección de los folículos pilosos (es decir, las estructuras desde las que nace cada pelo del cuerpo).

Aunque puede parecer simplemente un brote de granitos, la foliculitis es más molesta: provoca picor, enrojecimiento y sensibilidad, y tiende a extenderse si no se trata adecuadamente.

El tipo más habitual es el provocado por la bacteria Staphylococcus aureus (el conocido estafilococo), aunque también puede tener origen viral, fúngico o incluso aparecer por vellos encarnados. Zonas como el cuero cabelludo, axilas, ingles o muslos —donde el roce es mayor y hay más humedad— son especialmente susceptibles.


¿Y qué es la foliculitis de piscina?

En verano es bastante común la foliculitis por Pseudomonas, también llamada “foliculitis del jacuzzi” o de piscinas. Esta variante está causada por la bacteria Pseudomonas aeruginosa, que suele encontrarse en aguas estancadas o mal desinfectadas: piscinas, saunas, bañeras de hidromasaje, duchas públicas o parques acuáticos.

Suele aparecer en forma de granitos rojos o pápulas abultadas alrededor de los folículos, sobre todo en zonas cubiertas por el traje de baño, y los síntomas pueden surgir uno o dos días después de haber estado en contacto con el agua contaminada.

Algunas recomendaciones para reducir el riesgo de contraer foliculitis este verano y olvidarte de los problemas de la piel:

  • Inmediatamente después de tus ejercicios cámbiate de la ropa ajustada que usas, ponte pantalones cortos para bicicleta y una ducha.
  • Mantente alejada de jacuzzis e hidromasajes si no estás segura de si los niveles de ácido y cloro están controlados adecuadamente. Demasiadas personas contraen foliculitis en una bañera de hidromasaje porque existe una afección llamada “foliculitis en la bañera de hidromasaje”.
  • Usa ropa ligera y holgada cuando hace calor y humedad. Evitar la ropa ajustada ayuda a reducir la fricción entre la piel y la ropa.
  • Aféitate con cuidado y adopta hábitos que ayuden a controlar los síntomas al reducir la cercanía del afeitado y el riesgo de dañar la piel:
  • Aféitate con menor frecuencia
  • Lava la piel con agua tibia y jabón antibacteriano antes de afeitarte
  • Usa un paño de limpieza o una compresa limpiadora con movimientos circulares suaves para levantar el vello incrustado en la piel antes de afeitarte
  • Aplica una buena cantidad de loción de afeitar antes del afeitado
  • Aféitate en la dirección de crecimiento del vello, aunque un estudio observó que los hombres que se afeitan a contrapelo presentan menos protuberancias en la piel. Fíjate cuál funciona mejor para ti.
  • Evita el afeitado muy cercano a la piel mediante el uso de una afeitadora eléctrica o una hoja protegida y no estires la piel
  • Utiliza una hoja afilada y enjuágala con agua tibia después de cada pasada
  • Aplica una loción hidratante después de afeitarte

 

En el caso de que ocurra la foliculitis recomendamos el lavado de la zona con jabón liquido de aceites ozonizados y la aplicación de aceite ozonizado.   Su composición favorece los efectos antiinflamatorios, regenerantes, higienizante y calmante, potenciando la restauración de la barrera cutánea y la recuperación del estado fisiológico natural de la piel.

 

Sarpullido por calor

El sarpullido por calor, también conocido como miliaria roja o sarpullido de calor, es otro problema de la piel en verano que puede afectar tanto a adultos como a bebés, especialmente en entornos cálidos y húmedos.

Esta afección se produce cuando las glándulas sudoríparas se bloquean, impidiendo que el sudor salga al exterior. Al acumularse bajo la piel, se forma una erupción con pequeños bultos que suelen generar comezón. Al liberar ese sudor atrapado, también puede aparecer una sensación punzante en la piel.

Uno de los tipos más frecuentes es la miliaria rubra, que se presenta como un grupo de protuberancias rojas parecidas a ampollas y que pueden provocar una picazón intensa.

También existe la miliaria cristalina, un tipo más leve que se manifiesta como pequeñas burbujas claras llenas de líquido, sin otros síntomas añadidos.

Generalmente, esta erupción se cura por sí sola, aunque puede complicarse si da lugar a infecciones bacterianas. Estas pueden provocar pústulas inflamadas y pruriginosas, que en algunos casos requerirán atención médica. En cualquier caso, la mejor forma de aliviar los síntomas es enfriar la piel y evitar la sudoración excesiva.

Desde el punto de vista dermatológico, las recomendaciones para evitar el sarpullido por calor suelen basarse en cambios simples en nuestros hábitos diarios:

  • Optar por ropa liviana, holgada y de algodón.

  • Hacer ejercicio en exteriores en las horas menos calurosas del día o en ambientes interiores refrigerados.

  • Mantener la piel fresca con ventiladores, duchas frías o aire acondicionado suave cuando sea posible.

  • Evitar la exposición directa al sol.

Picazón del bañista

Conocida también como sarpullido de la almeja, esta erupción con picor aparece después de sumergirse en lagos, mares u otras zonas con agua natural. La molestia está causada por parásitos que penetran en la piel, provocando pequeñas manchas rojas en zonas no cubiertas por el bañador. También pueden surgir ronchas muy rojas (urticaria) e incluso ampollas.

Suele darse en niños que juegan en la arena o en aguas poco profundas de ríos, lagos o mares de determinadas latitudes, donde estos parásitos o larvas están presentes.

Una medida sencilla para prevenir la picazón del bañista consiste en frotar la piel rápidamente con una toalla justo después de salir del agua, ya que los parásitos comienzan a introducirse cuando el agua empieza a evaporarse, no mientras la piel está todavía húmeda.

Alergia al sol

Esta reacción cutánea puede estar provocada por la ingesta de ciertos medicamentos como antibióticos (por ejemplo, tetraciclinas), medicamentos con sulfamidas o analgésicos como el ketoprofeno o ibuprofeno, o bien por una fotosensibilidad natural al sol, que puede ser de origen genético.

La alergia solar se presenta mediante protuberancias rojas, escamosas y con picazón intensa en zonas concretas o incluso en toda la piel expuesta. En algunos casos, también pueden aparecer ampollas.

Un tipo de alergia solar muy común es la erupción polimorfa lumínica, que afecta a las zonas del cuerpo que permanecen cubiertas durante el invierno y se exponen al sol durante el verano, como el pecho o la parte frontal del cuello.

Para evitar este tipo de reacciones, se recomienda:

  • Evitar la exposición directa al sol, sobre todo en las horas centrales del día.

  • Ser muy cauteloso si estás tomando alguno de los medicamentos mencionados.

  • Proteger la piel con ropa adecuada, gafas de sol, sombrero o gorra.

  • Evitar ambientes húmedos y calurosos que puedan favorecer el empeoramiento de los síntomas.

 

Como ves, nuestra piel en verano está expuesta a múltiples problemas que pueden desencadenar molestias, irritaciones e incluso infecciones. Saber identificar estos problemas a tiempo y adoptar pequeños hábitos preventivos puede marcar la diferencia.

En la segunda parte de este artículo, continuaremos hablándoos de otras afecciones cutáneas menos conocidas pero igual de importantes, como la dermatitis de contacto, la dermatitis atópica, la pitiriasis versicolor o el molusco contagioso, entre otras. También os daremos claves para prevenir y tratar infecciones por hongos, virus y bacterias que pueden aparecer con más frecuencia durante los meses de calor.

👉 No te la pierdas si quieres seguir cuidando tu piel como se merece este verano.

Bibliografía

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