Cada 13 de enero se celebra el Día Mundial de la lucha contra la Depresión, un trastorno emocional que afecta aproximadamente a unos 280 millones de personas en todo el mundo, esta influye notablemente en las tasas de mortalidad y morbilidad. En este día se pretende sensibilizar, orientar y prevenir a la población mundialmente sobre esta enfermedad, cuyas cifras van en aumento.
Afecta a personas de todas las edades y de manera significativa a adolescentes y personas de la tercera edad. En nuestros centros atendemos a muchos pacientes de edad avanzada y que toman algún tipo de antidepresivo oral (medicamento que mejora o cura la depresión), los factores de riesgo en nuestros pacientes son el dolor y la perdida de movilidad debido a este último.
Para poder conseguir abordar de manera efectiva las úlceras, es importante abordar al paciente como persona, así como su depresión.
La depresión (del latín depressio, que significa “opresión”, “encogimiento” o “abatimiento) es el diagnóstico psiquiátrico y psicológico que describe un trastorno del estado afectivo caracterizado fundamentalmente por un bajo estado de ánimo y sentimientos de tristeza, asociados a alteraciones del comportamiento, de provocar una incapacidad total o parcial para disfrutar de las cosas y de los acontecimientos de la vida cotidiana. Puede ser transitorio o permanente.
El termino médico hace referencia a un síndrome o conjunto de síntomas que afectan principalmente a la esfera afectiva: como es la tristeza constante, afección, irritabilidad, sensación de malestar, impotencia, frustración a la vida y puede disminuir el rendimiento en el trabajo o limitar la actividad importante habitual, independientemente de que su causa sea conocida o desconocida.
Datos y cifras de la depresión
Es un trastorno mental común. Se estima que un 3.8% de la población está afectada, incluidos un 5% de los adultos y un 5.7% de los mayores de 60 años. A escala mundial aproximadamente 280 millones de personas padecen algún tipo de depresión.
La depresión puede convertirse en un problema de salud grave, mayormente cuando es recurrente y de intensidad moderada a grave. Puede causar gran sufrimiento a la persona afectada y alterar sus actividades laborales, escolares y familiares.
En atención primaria es una de las patologías más frecuentes, es la primera causa de atención psiquiátrica y de discapacidad derivada de problemas mentales.
La depresión es la principal causa mundial de discapacidad y contribuye de forma muy importante a la carga mundial general de morbilidad.
La depresión afecta más a la mujer que al hombre. En España en el 2020 era casi tres veces más frecuente en la mujer (58.5%) que en el hombre (23.3%), siendo más evidente en los tramos de edad adulta y disminuyendo ligeramente en los últimos años de la vida.
La depresión puede llevar al suicidio en el peor de los casos. Cada año se suicidan más de 700 000 personas, es en los jóvenes de 15 a 29 años la cuarta causa de muerte.
La OMS estima que, en 2020 la depresión ha pasado del quinto puesto en el ranking mundial de enfermedades que causan muerte y discapacidad, al segundo lugar.
Hay tratamientos eficaces para la depresión, ya sea leve, moderada o grave. Más del 75% de las personas afectadas en los países de ingresos bajos y medianos no recibe ningún tratamiento, entre los obstáculos a una atención eficaz se encuentran la falta de recursos y de proveedores de atención de salud capacitados y la estigmatización asociada a los trastornos mentales.
El factor social está muy marcado, teniendo unas diferencias entre los niveles altos de renta y los más bajos de 2,5 veces.
Síntomas de la depresión
Si bien la depresión puede producirse solamente una vez en la vida; comúnmente las personas tienen varios episodios de depresión durante su vida. Durante estos episodios, los síntomas aparecen durante gran parte del día y casi todos los días y pueden ser:
Sentimientos de tristeza, ganas de llorar, sentimiento de vacío o desesperanza.
Arrebatos de enojo, irritabilidad o frustración, incluso por asuntos de poca importancia.
Perdida de interés o placer por la mayoría de las actividades habituales o todas, como las relaciones sexuales, los pasatiempos o los deportes.
Alteraciones del sueño, como insomnio o dormir demasiado.
Cansancio y falta de energía, por lo que incluso las tareas pequeñas requieren un esfuerzo mayor.
Falta de apetito y pérdida de peso, o más antojos de comida y aumento de peso.
Ansiedad, agitación o inquietud.
Lentitud para razonar, hablar y hacer movimientos corporales.
Sentimientos de inutilidad o culpa, fijación en fracasos del pasado o autorreproches.
Dificultad para pensar, concentrarse, tomar decisiones y recordar cosas.
Pensamientos frecuentes o recurrentes sobre la muerte, pensamientos suicidas, intentos suicidas o suicidio.
Problemas físicos inexplicables, como dolor de espalda o migrañas.
Para muchas personas con depresión, los síntomas suelen ser lo suficientemente graves como para causar problemas evidentes en las actividades diarias, como el trabajo, la escuela, las actividades sociales o las relaciones con otras personas. Se pueden sentir infeliz o tristes sin saber realmente la razón.
Síntomas de la depresión en niños
Los signos y síntomas de depresión en los niños y adolescentes son parecidos a aquellos en los adultos, pero puede haber algunas diferencias:
En los niños más pequeños, los síntomas pueden consistir en tristeza, irritabilidad, apego, preocupación, dolores, negarse a ir a la escuela o bajo peso.
En los adolescentes pueden ser tristeza, irritabilidad, sentirse negativo e inútil, ira, bajo rendimiento o poca asistencia a la escuela, sentirse incomprendido y extremadamente sensible, consumir drogas de uso recreativo o alcohol, comer o dormir demasiado, autolesionarse, perder el interés por las actividades habituales y evitar la interacción social.
La depresión no es una parte normal del envejecimiento, y no debe nunca tomarse a la ligera. Por desgracia, la depresión a menudo no es diagnosticada ni tratada en adultos mayores por sentir una resistencia a buscar ayuda. Los síntomas en adultos mayores pueden ser diferentes o menos evidentes, entre ellos:
Problemas de memoria o cambios de personalidad.
Dolores físicos.
Cansancio, pérdida del apetito, problemas de sueño o perdida del interés en el sexo, que no son resultado de una enfermedad ni de un medicamento.
Querer quedarse en casa frecuentemente, en lugar de salir y socializar o hacer cosas nuevas.
Pensamientos o sentimientos suicidas, en especial en los hombres mayores.
Causas
No se conocen las causas exactas de la depresión, como sucede con otros trastornos mentales, pueden ser algunos factores como:
Diferencias biológicas. Tienen cambios físicos en el cerebro, no se conoce aún la importancia de estos cambios, pero sí que con el tiempo pueden ayudar a identificar las causas.
Química del cerebro. Es posible que los neurotransmisores (sustancias químicas que están en el cerebro) desempeñen un rol en la depresión. Recientes investigaciones indican que estos neurotransmisores están involucrados en mantener la estabilidad del estado de ánimo, por eso tienen un rol importante en la depresión y su tratamiento.
Hormonas. Los cambios en el equilibrio hormonal del cuerpo posiblemente tengan un rol para causar o desencadenar la depresión, estos cambios se presentan durante el embarazo y después del parto, y por problemas en los tiroides, menopausia u otros trastornos.
Rasgos hereditarios. Es más frecuentes en personas que tengan familiares consanguíneos con este trastorno. Los investigadores buscan genes que puedan influir en el origen de la depresión.
Factores de riesgo
Generalmente la depresión comienza en la adolescencia o entre los 20 o 30 y tantos años, pero es verdad que puede aparecer a cualquier edad. También se le diagnostica más a las mujeres que a los hombres (puede ser porque las mujeres tenemos mas tendencia a buscar recibir tratamiento).
Algunos de los siguientes factores parecen aumentar el riesgo a que se manifieste o desencadene la depresión:
Algunos rasgos de la personalidad (tener la autoestima baja, ser demasiado dependiente, muy autocrítico o pesimista).
Situaciones traumáticas o estresantes (por ejemplo, maltrato físico, abuso sexual, la pérdida de un ser querido, una relación difícil, problemas económicos).
Familiares consanguíneos (con antecedentes de depresión, trastorno bipolar, alcoholismo o suicidio).
Antecedentes de otros trastornos de salud mental (trastorno de ansiedad, de la alimentación o de estrés postraumático).
Estado civil (soltería, separación o divorcio).
Consumo de sustancias (por ejemplo, el abuso de alcohol o de drogas recreativas).
Otras enfermedades físicas (una enfermedad grave o crónica como cáncer, un accidente cerebrovascular, dolor crónico, migrañas, enfermedades cardíacas, la diabetes, problemas tiroideos etc.)
Ciertos medicamentos (como los indicados para la presión arterial alta o para dormir).
Ser lesbiana, gay, bisexual, transgénero etc. en un entorno sin apoyo.
Complicaciones
La depresión es un trastorno grave que puede tener efectos demoledores tanto en la persona que la padece como en sus familiares. Si no es tratada suele empeorar y derivar en problemas emocionales, de conducta y de salud, afectando todos los aspectos de la vida. Algunos ejemplos de estas complicaciones son los siguientes:
Sobrepeso u obesidad (pueden derivar en enfermedades cardíacas o diabetes).
Dolor o enfermedad física.
Consumir inapropiadamente alcohol o drogas.
Ansiedad, trastorno de pánico y fobias sociales.
Conflictos familiares, problemas en las relaciones, en la escuela o en el trabajo.
Aislamiento social.
Sentimientos suicidas, intentos de suicidio o finalmente suicidio.
Automutilación (por ejemplo, hacerse cortes).
Muerte prematura a raíz de enfermedades.
Tipos de trastornos depresivos
Existen diferentes tipos de clasificaciones para los trastornos depresivos, los más frecuentes son:
Depresión mayor. Los síntomas depresivos duran un mínimo de dos semanas y son lo bastante graves como para interferir en la vida diaria. En algunos casos puede ser recurrente, apareciendo los episodios en diferentes ocasiones a lo largo de la vida. Puede ser de gravedad leve, moderada o grave.
Depresión crónica o distimia. Los síntomas suelen ser de menor gravedad, pero persistir por un mínimo de dos años.
Depresión postparto. Aparece después de que una mujer da a luz y puede ser grave influido por factores hormonales.
Trastorno adaptativo con síntomas depresivos. Como consecuencia a un problema difícil de sobrellevar como un problema laboral o familiar, etc.
Depresión bipolar. Asociado a un trastorno bipolar, los episodios de depresión se alternan con episodios de euforia. Duran varios días, y con intervalos de tiempo en los cuales la persona se encuentra en un estado de ánimo normal.
Tratamiento
Existen tratamientos eficaces para la depresión. Estos tratamientos deben ir adaptados a la intensidad, tipología de los episodios depresivos, e individualizados según la edad y las necesidades de cada persona:
–Tratamientos psicológicos, como por ejemplo a la activación conductual, la terapia cognitiva conductual y la psicoterapia interpersonal.
– Tratamientos con medicamentos antidepresivos, como por ejemplo los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y los antidepresivos tricíclicos.
Posibles consejos para prevenir la depresión
No hay una manera segura para prevenir y así evitar tener depresión. Pero sí que existen estrategias que pueden ser útiles como:
Tomar medidas para controlar el estrés, positivizar pensamientos y desarrollar autoestima.
Tener una red estable de apoyo (estar cerca de la familia y de los amigos, especialmente en momentos de crisis para tener una ayuda para superar los malos tiempos).
Expresar los sentimientos con las personas cercanas.
Si es necesario, saber solicitar ayuda profesional.
Considerar tener tratamiento de apoyo de larga duración (para ayudar a prevenir una recaída).
Realizar ejercicio físico regularmente.
Mantener una buena rutina de sueño y descanso.
Realizar actividades que nos hagan sentir mejor.
Saber relajarse.
No recurrir a la automedicación.
Evitar el estrés.
Practicar ejercicios de respiración y meditación.
Una dieta saludable. Existe un estudio de 2019 que concluye que los que comemos podría jugar un papel en el tratamiento de la depresión. Este estudio sugiere que ingerir ciertos alimentos como frutas/verduras frescas, té verde, productos de soja, aceites saludables, granos integrales o pescado, pueden ayudar.
Terapia de conversación (psicoterapia).
En CMUC apoyamos y trabajos con pacientes que la padecen, por lo que durante la realización de las curas aplicamos anestésicos para disminuir el dolor, con el fin de hacerles más llevaderos el tratamiento, lo cual provoca en los pacientes un descanso tanto en la cura como a posteriori.
Fomentamos la escucha activa y empática en la que el paciente /cuidador puede desahogarse y transmitirnos sus temores.
Nacional De Salud S, Latorre MA, Fernando J, Montalvo M, Félix M, García M, et al. Salud mental en datos: prevalencia de los problemas de salud y consumo de psicofármacos y fármacos relacionados a partir de los registros clínicos de atención primaria Base de Datos Clínicos de Atención Primaria-BDCAP [Monografía en Internet]. Gob.es. [acceso el 20 de diciembre de 2022]. Disponible en: https://www.sanidad.gob.es/estadEstudios/estadisticas/estadisticas/estMinisterio/SIAP/Salud_mental_datos.pdf