En entradas anteriores tratamos qué era la Epidermiolisis Bullosa (EB), conocida como “Piel de Mariposa”, sus tipos y cómo evitar la aparición de lesiones que caracterizan esta enfermedad. Sin embargo, en la mayoría de casos, aun extremando el cuidado, aparecen ampollas debido a mínimos roces, fricciones y, en ocasiones, incluso de manera espontánea. Es en este momento cuando nos preguntamos cómo este problema debe ser abordado.
Las curas se harán cada 2 ó 3 días, evitando una manipulación excesiva de las heridas y favoreciendo la acción de las pomadas y los apósitos primarios; los apósitos secundarios pueden cambiarse diariamente si es necesario. Se harán coincidir con el momento del baño que servirá como preludio a modo de relajación y también para favorecer la caída de los apósitos que pudiesen quedar más adheridos.
Antes de comenzar la cura, es importante seleccionar una estancia cómoda, luminosa y limpia, para evitar así contaminar las lesiones.
Es recomendable preparar y disponer todo el material necesario: guantes desechables, tijeras para cortar los vendajes, pinzas para retirar tejidos desvitalizados, agujas hipodérmicas para drenar ampollas, desinfectantes como clorhexidina o soluciones de polihexamida, material fungible como gasas, compresas, vendas y apósitos y pomadas.
El primer paso antes de comenzar la cura será una correcta higienización de las manos y la colocación posterior de guantes desechables.
La 1ª zona que ha de secarse tras el baño será la zona dorsal y las nalgas para que la persona con piel de mariposa pueda estar tendida y cómoda durante el resto de la cura, que a veces se prolongan durante todo el día.