Dentro de todas las patologías susceptibles de ser abordadas desde la fisioterapia, y habiendo gran variedad de las mismas: procesos inflamatorios, traumatismos, impotencia muscular, edemas linfáticos, problemas neurológicos… Hay una de ellas a la que nos enfrentamos muy habitualmente, pero que es una gran desconocida por la mayoría de nuestros pacientes. El Síndrome de Dolor Miofascial (SDM) es un problema muy recurrente entre la población. Afecta principalmente a los músculos y es reconoce por su irradiación del dolor hacia otras zonas del cuerpo, por lo que, en numerosas ocasiones, el paciente confunde el origen del dolor. Este SDM se manifiesta mediante los Puntos Gatillo Miofasciales (PGM) (2).
Los PGM son puntos irritables de dolor en un nódulo dentro de una banda tensa palpable de un músculo. Su dimensión suele ser pequeña, de tamaño parecido a un grano de arroz, hasta un bulto grande (1).Hay dos clasificaciones para los PGM cuando hablamos en términos de dolor, el “punto gatillo activo”, que dolerá en reposo, sobretodo en su área de irradiación, y a la palpación, y el “punto gatillo latente”, que sólo dolerá cuando ejercemos una presión sobre él (1,2). Cada músculo tiene descritos varios puntos en los que puede producirse una irritación de dichos PGM, así, en cada músculo tendremos dos tipos de PGM, los “puntos gatillo centrales” que se encuentran en el centro del vientre muscular, y los “puntos gatillo satélite” que son la respuesta a un punto gatillo central, muchas veces los puntos gatillo satélite, se inhiben tratando el punto gatillo central (3).
Los PGM se producen en zonas del músculo que están en constante contracción, donde las sarcómeras se sobreactivan.