Su prevalencia e incidencia es de un 20% en los adultos entre 40 y 65 años y casi un 50% en las personas de más de 65 años. Es una enfermedad crónica y su aparición nos indica un mayor “riesgo cardiovascular”. Hoy en día es la causa de hasta un 5% de las muertes por enfermedades cardiovasculares y responsable de un elevado número de discapacitados. Uno de sus mayores peligros es que se trata de un mal silencioso, una persona puede tener la tensión arterial elevada y no mostrar síntomas o muy poco específicos: dolor de cabeza, inquietud, nerviosismo, palpitaciones, silbido en los oídos, hemorragia nasal espontánea, o la presencia de úlceras en las extremidades inferiores denominadas úlceras Martorell
Las consecuencias más importantes de la HTA mal controlada son:
- Ictus o accidente cerebrovascular. Propicia la arterioesclerosis (acúmulos de colesterol en las arterias) y fenómenos de trombosis. Cuando las arterias se vuelven rígidas y estrechas, el riego sanguíneo resulta insuficiente y provoca la aparición de infartos cerebrales, también puede causar la rotura de una arteria y ocasionar una hemorragia cerebral. Un alto porcentaje de las personas que sobreviven después de un ictus, tienen secuelas físicas y neurológicas graves para el resto de su vida (p.ej. parálisis de medio cuerpo).
- Insuficiencia cardíaca e infartos. La hipertensión supone una mayor resistencia para el corazón, que responde aumentando su masa muscular para hacer frente a ese sobreesfuerzo. Este incremento de la masa muscular acaba siendo perjudicial porque no viene acompañado de un aumento equivalente del riego sanguíneo y puede producir insuficiencia coronaria y angina de pecho. Además, el músculo cardíaco se vuelve más irritable y se producen más arritmias.
- Insuficiencia renal: el riñón es uno de los órganos diana de la HTA y su efecto no es agudo como en los casos anteriores, sino que va lesionado progresivamente la circulación del riñón (causa rigidez en las arterias que suministran la sangre a los riñones).
- Pérdida de vista por lesión de los vasos sanguíneos de la retina (retinopatía).
- La alteración de la circulación arterial a nivel de los miembros inferiores puede producir claudicación.
Factores de riesgo de padecer HTA son:
- Antecedentes familiares.
- Niveles anormales de sodio y retención de agua.
- Sensibilidad al sistema renina-angiotensina (regulador tanto de la vasoconstricción como de la retención de sodio).
- Obesidad.
- Hipercolesterolemia.
- Tabaco.
- Alteraciones emocionales y condiciones de estrés persistentes.