Los siguientes factores pueden aumentar el riesgo de tener esclerosis múltiple:
La edad. La esclerosis múltiple puede presentarse a cualquier edad, pero generalmente afecta a personas de 16 a 55 años.
Sexo. Las mujeres tienen de dos a tres veces más probabilidades que los hombres de padecer esclerosis múltiple recurrente-remitente.
Antecedentes familiares. Si uno de tus padres o hermanos tuvo esclerosis múltiple, el riesgo de que padezcas la enfermedad es mayor.
Determinadas infecciones. Diversos virus se asocian a la esclerosis múltiple, entre ellos, el de Epstein-Barr, el cual provoca la mononucleosis infecciosa.
Raza. Las personas de raza blanca, en especial las de descendencia de Europa del norte, corren un mayor riesgo de padecer esclerosis múltiple. Las personas de descendencia asiática, africana o indígena estadounidense corren el menor riesgo.
Clima. La esclerosis múltiple es más frecuente en países con climas templados, entre ellos, Canadá, los estados del norte de los Estados Unidos, Nueva Zelanda, el sureste de Australia y Europa.
Vitamina D. Tener menos niveles de vitamina D y menos exposición a la luz solar se relaciona con un mayor riesgo de esclerosis múltiple.
Determinadas enfermedades autoinmunitarias. Si padeces la enfermedad tiroidea, diabetes tipo 1 o la enfermedad intestinal inflamatoria, corres un riesgo levemente mayor de sufrir esclerosis múltiple.
Tabaquismo. Los fumadores que sufren un evento inicial de síntomas que podrían indicar esclerosis múltiple tienen más probabilidades que los no fumadores de sufrir un segundo evento que confirme la esclerosis múltiple recurrente-remitente.
Virus de Epstein-Barr. La fatiga, tan frecuente en la EM, también podría tener una relación con el virus de Epstein-Barr. De hecho, en personas sanas con fatiga se piensa que la infección por este virus y los sucesivos episodios de reactivación podrían ser la causa de su fatiga. Esta hipótesis se apoya en argumentos frágiles, por el momento, pero, sin duda, será objeto de estudio en el futuro inmediato. (4)